Prácticamente un año después Rafa Nadal volvió a sonreír. Se estrenaba en el cuadro individual frente al austriaco Dominic Thiem y con un enorme tenis, consiguió imponerse en dos sets (5-7 y 1-6) en hora y media de partido. Su celebración contenida solamente terminar el partido dio paso a la emoción.

Ante su familia y su equipo el mallorquín retornaba a las pistas y lo hacía por la puerta grande: “Es un día muy emotivo. Ha sido uno de los años más duros de mi carrera y poder volver y jugar a un buen nivel, para ser el primero de los días, es un motivo de orgullo para mí”, confesó conmovido desde la pista central. “He echado de menos todo esto”, reconocía a la vez que agradecía el apoyo recibido a lo largo de todo este bastante difícil año.

El partido de dobles de hace un par de días al lado de Marc López fue el piscolabis. Una primera toma de contacto tras 347 días en el dique seco por culpa de las dichosas lesiones. Hoy, vuelve a sonreír. Su último partido en un cuadro individual fue curiosamente asimismo en Australia. Cayó frente al estadounidense Mackenzie Mcdonald en el Open de Australia, el último gran campeonato que disputó el de Manacor ya antes de tener que dejar las pistas por sus inconvenientes físicos.

Ante Thiem, retornó por lo alto. Con un enorme tenis y arropado por un público que estaba desenado regresar a ver a de los mejores tenistas de todos y cada uno de los tiempos. Estrelló en la red su primer saque y si bien alguno lo atribuyese al nerviosismo propio a llevar once meses y medio en el dique seco, Rafa Nadal terminó de raíz con cualquier atisbo de duda. El primer punto fue para el de España, arrancando la ovación del Pat Rafter, y asimismo el primer juego, endosándole un juego en blanco al austriaco.

El primer set fue un intercambio de golpes incesante a la altura de las dos grandes estrellas que había sobre la pista. Una genuina final adelantada. 1-1, 2-2, 3-3… ninguno deseaba ceder, mas Nadal le metió una marcha más para cerrar el primer set con un tenis infalible. Una intensidad que le sirvió asimismo para arrancar el segundo set con un parcial de 0-3, poniendo contra las cuerdas a Thiem. El austriaco trató de reaccionar y recortó distancias, mas fue solo un espejismo. Estaba tocado y Nadal lo terminó de hundir con un set impecable: 6-1.

Llevaba prácticamente un año en blanco, por lo que el tirotear debió asistir al campeonato de Brisbane en calidad de convidado. Al lado de Thiem, que se distanció de la tercera situación en el ranking asimismo lastrado por las lesiones, eran dos de las estrellas del campeonato, en ausencia de los más grandes. El campeonato de Brisbane es la antesala del Open de Australia y la mayor parte de cabezas de cartel se reservan para el primer Grand Slam del año. El público aguardaba mucho y no defraudó el duelo entre el abalear y el austriaco. Dos tenistas que estuvieron en lo más alto y que ahora tratan de volver a la cima. Para el mallorquín, a sus 37 años, esta podría ser su última temporada en las pistas, si bien jamás se sabe con él. Ni tan siquiera la pesadilla que ha vivido con sus inconvenientes en el psoas ilíaco ha impedido que regrese una vez más. "No puedo pronosticar de qué manera estaré en los próximos 6 meses. No puedo pronosticar si mi cuerpo me dejará gozar del tenis tanto como gocé los últimos veinte años. No sé si mi cuerpo me dejará ser competitivo”, confesaba ya antes de regresar a jugar en Brisbane.

Nadal se va a medir en segunda ronda al australiano Jason Kubler, asimismo de regreso tras 4 meses lesionado. Su contrincante, el ruso Aslan Karatsev, se ha retirado por lesión tras ganar el segundo set.