Viernes, Diciembre 13, 2024

El fútbol mueve lo que desplaza pues es de esta forma : inesperado. Un partido que semeja estar absolutamente resuelto a favor de repente se da la vuelta y en el final uno se queda con una cara que es un poema. O del revés , un acercamiento en el que te ha tocado sufrir como un jabato de repente se da la vuelta y te obsequia una victoria de las que pueden cambiar la dinámica de un equipo por mucho tiempo.

Y eso último ahora lo observaremos con el paso de los días y las datas , pero lo del Atlético en París fue esencialmente eso: asaltar un campo complicadísimo en frente de entre los equipos mucho más fuertes de Europa -pero que, ojo, se ha complicado mucho la vida- y hacerlo de una forma única y de las que dejan huella. Un minuto 93, ese que el otro aparato de la ciudad evoca de forma tan recurrente, en el que pasó de todo.

Lo primero, que Oblak salvó un tiro de Hakimi prácticamente a bocajarro. Y, en la próxima jugada, con el PSG totalmente partido, Ángel Correa, que había entrado por Julián Álvarez antes , terminó metiendo el gol de la victoria en la última jugada del partido. Es mucho más , fue anotar el gol, regresar los dos equipos a sus situaciones y pitar el desenlace casi sin sacar de centro.

Y eso que no pintaban bien las cosas para el aparato del ‘Cholo’ en el comienzo del partido. Al pobre Javi Gallardo le tocó enfrentar a un Dembélé que ya entendemos que es tan irregular como alarmante en el momento en que está inspirado, y ayer de noche lo se encontraba. Encima , detrás se encontraba un Achraf Hakimi que se sumaba a cada subida del radical galo, creando unas manifiestas superioridades por banda que el Atleti no era capaz de contrarrestar. y que marcaron los primeros minutos. Al otro lado se encontraba Barcola, con menos acompañamiento de Mendes pero capaz asimismo de desarbolar con su agilidad , si bien menos fino para conectar con el área.

Ahora llevaba como 4 acercamientos claros el cuadro francés cuando llegó el primer gol. Un poco en el que Clement Lenglet fue primordial. para el PSG. Se durmió muchísimo para sacar el balón jugado, no vio a Dembélé que llegó por detrás, le robó el balón y se lo dio a Zaire-Emery a fin de que superase a Oblak y estrenase el marcador.

No habían pasado cuatro minutos cuando empató el Atlético por medio de Nahuel en su primer acercamiento serio al área parisina. Un tiro de Giuliano Simeone rebotó primero en Mendes y después le cayó al argentino. Le dio el balón en el pecho y se quedó muerto , enganchando un zurdazo plano pegado al poste. Se estuvo revisando por viable mano, pero no había motivo para anular. Primer gol de Molina en la Champions y no pudo llegar en mejor instante para su equipo.

Entonces los de Luis Enrique tuveron el balón, dominaron y generaron múltiples oportunidades -más de uno se preguntará si Lenglet era del PSG cuando niño, porque estuvo a puntito de regresar a liarla-, pero poco a poco el Atleti fue con la capacidad de contener las multitud del cuadro local para acabar el primer acto en tablas, y observando lo que se vio sobre todo en la media hora inicial, ya es bastante decir.

Cualquier persona que apagase el partido en el minuto 44 y lo pusiera después en el 46, al comienzo de la segunda mitad, podría pensar que no hubo tiempo de descanso. Pues el partido regresó de vestuarios precisamente igual que se fue : con el PSG balón mediante sometiendo al Atlético, que sin embargo se defendía de manera bastante digna, las cosas como son. Y parte del mérito fue de Gallagher, que se comenzó a multiplicar en trabajos solidarias para tapar esa dupla que les atacaba por el lateral izquierdo.

Refrescó el equipo Simeone para proseguir aguantando el aguacero con Koke, Riquelme, Reinildo y, más tarde , Lino y Correa. Lo de después es ya historia. El argentino recibió de Griezmann y mató el partido con un golazo. Merced a él, el Atlético se mete entre los 24 primeros de esta fase Liga y ahora el calendario es propicio para asegurar , al menos , el ‘play in’. Pero esta victoria es de las que suelen tener efecto alén de un solo día. Por lo pronto , el ‘match ball’ de la Champions está salvado. Y de qué forma.

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