El Madrid no se intimida ante el conjunto de Nuri Sahin en Chamartín y su aire amenazante en su competición fetiche. Al menos , en la sección primera. Los alemanes, líderes de la clasificación de la Champions (término al que debemos ir acostumbrándonos), pusieron a prueba su gran comienzo en Europa: diez goles en 2 partidos. Los blancos intentaban balancear el terreno a su favor. Algo que ocurrió durante bastante poco tiempo. El Dortmund tomó el protagonismo del partido y mostró músculo con un jugadón que culminó Malen para el primer gol de la noche. Mendy le perdió la marca y solo ha podido ver de qué forma el increíble pase entre líneas de Guirassy le pasaba por el lado.
Aturdido , igual que la lengua francesa , se quedó todo el equipo , que no se ha podido creer que el segundo tanto iba a caer solo tres minutos después. Esta vez fue Malen quien encaró a Rudiger y puso un pase lateral donde Gittens apareció como una exhalación para lamento de Lucas Vázquez.
El colmo de la mala suerte madridista se dio con un doble larguero consecutivo como contestación a las hostilidades. Primero fue Rodrygo quien estrelló su remate al palo tras una maravilla de Modric a fin de que , en el rechace, Bellingham diera en la diana nuevamente. Kobel concluyó la erupción ofensiva con un paradón.
Al Borussia le entra el ‘tembleque’ y Vinícius hace asomar el Balón de Oro
La bronca de Ancelotti en el vestuario caló en los players , encendidos y intentando encontrar brillar en el reinicio inmediato del partido. Vinícius se enchufó y Mbappé se materializó para poner un centro redondo y directo a la cabeza de Rudiger. A tiempo para cocinar la remontada. El Real Madrid y el Bernabéu se encendieron para darle la vuelta al partido.
Pero a los blancos y al Bernabéu, como ahora ha confesado Ancelotti en alguna ocasión, “le va el rock and roll”. ¿De qué otra forma si no se habría encontrado el Madrid con otra remontada épica?
En solo tres minutos Vinícius y Mbappé conectaron para que el brasileño , con la confirmación del VAR, lograse el empate en solamente 2 minutos (como hicieron los alemanes en la primera parte ). El culmen de la noche fue para el hombre de las considerables citas: un Lucas Vázquez, al que no le tremieron las piernas en el momento de fusilar la portería de Kobel.
La cosa se pudo haber quedado ahí, como una exclusiva remontada épica, pero Vinícius deseaba seguir dando fundamentos para ganar el Balón de Oro. Suya fue la guinda con un ejercicio maradónico para abrir brecha en el marcador y poner a la grada a que solicitara el trofeo para él. Un gol deficiente , ya que el carioca quería el hat-trick que desatara la disparidad , otra más , en un Santiago Bernabéu que vuelve a desafiar a la lógica.