Jueves, Noviembre 21, 2024

El Valencia se durmió en su lucha por la salvación y eso en Mestalla delante de cuarenta mil aficionados es un delito. El equipo desperdició la inercia de la victoria contra el Girona y se dejó 2 puntos de oro contra Osasuna. La reacción se quedó a medias. Los de Rubén Baraja decepcionaron en el hogar sin señales de intensidad ni fútbol. Faltó calidad y precisión para la desesperación de la grada. Solo los chispazos de André Almeida produjeron riesgo. Ocasión perdida: 5 de 21 puntos. La temporada se va a hacer larguísima.

No era día de rotaciones. Baraja apostó por la continuidad y alineó exactamente el mismo once titular que ganó el sábado al Girona con el único cambio de André Almeida por Javi Guerra como enganche tras el delantero. Salió mejor el Valencia con una primera ocasión de gol de Pepelu. El capitán enganchó el balón de volea en el área sin encontrar portería. Tampoco el aparato halló continuidad en su juego. Los del Pipo se diluyeron con el paso de los minutos sin velocidad ni precisión en la circulación de balón y con demasiadas imprecisiones. El equipo no era capaz de encadenar tres pases seguidos. Solo los chispazos por fuera de Luis Rioja y sobre todo el juego interior de André Almeida rompió el fútbol previsible y demasiado retardado del Valencia. De sus pies salieron las únicas acciones de peligro de la sección primera.

Dani Gómez pidió penalti de Sergio Herrera a pase de un André que excusó tras una aceptable maniobra de Rioja partiendo desde la izquierda. Ahí se terminó el bagaje ofensivo del Valencia en los primeros cuarenta y cinco minutos. Menos todavía produjo Osasuna. Su único peligro se limitó a una jugada ensayada a balón parado desperdiciada por Rubén Peña. Los rojillos no intranquilizaron la portería de Mamardashvili. Ni siquiera reclamaron el pisotón involuntario del georgiano a Raúl García de Haro tras aclarar el balón. Los dos equipos priorizaron el orden y la contención a la producción ofensiva. Jugaron a no cometer errores. Conclusión: empate a cero.

El Valencia precisaba meterle una marcha más al partido para llevárselo. Sin ritmo ni precisión era irrealizable. Ibáñez avisó desde fuera del área con un disparo desviado, pero fue el Valencia quien subió de revoluciones y buscó con mucho más ahínco la portería de Osasuna nuevamente de la mano de Almeida. El luso, el más destacable del partido, cayó a la banda para ayudar a Dani Gómez. Herrera nuevamente se cruzó en el sendero del delantero.

Baraja necesitaba cambiar el rumbo del partido y apotó por mover el banquillo con la entrada al campo de Javi Guerra y Fran Pérez prácticamente medio año después. El problema es que Vicente Moreno también tiró de artillería pesada con Budimir y Rubén García. Los cambios sentaron mejor a Osasuna. Los rojillos se vinieron arriba y los valencianistas se perdieron en una espiral de fallos y precipitaciones. El delantero croata aprovechó las inquietudes del Valencia y tuvo en su cabeza el gol de la victoria. Solo Foulquier lo intentó a la agobiada en tiempo de prolongación.

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